Interludio. Cosmopolítica
Cosmopolítica no es nombre de bar, pero podría ser uno más. Cosmopolítica es la verbena de la diversidad urbana, de la heterogeneidad inacabable que puebla la ciudad: vecinas, políticos, topos, especuladores, serpientes de metal, pájaros y escarabajos, un dragón en la piscina y una ballena en el Manzanares, y más vecinas, más. Humanos, mundanos y seres urbanos co-existen.
La ciudad es un mecano. Compuesto de componendas, encuentros y arreglos. La ciudad es un mecano, de controversias, disputas y apaños. Un mecano de piezas en equilibrio frágil y precario. Un mecano que se ensambla es un ensamblaje urbano.
La cosmopolítica es un club de barrio como la ciudad (y no como nuestro club elitista de campo). Abierto de par en par. Una ciudad que es un mundo. Un cosmos plural donde la vida es pura multiplicidad. Quién no lo entienda, allá se las vea.
Hay quien cree que la política es gestionar. Mandar, ordenar, incluso escuchar. La política es hacer parte en la ciudad a aquellos que no tienen parte: humanos, mundanos, livianos, pesados… tengan la condición que tengan: seres urbanos.
Cosmos, de cosmopolítica, es un diminutivo perfecto para acortar el nombre de bar. Cosmopolítica. Abierto de par en par. El lugar que convoca sin distinción seres urbanos de cualquier condición.