El giro retórico

El giro retórico de la antropología

Durante buena parte del siglo XX las representaciones que la antropología ha hecho de otros pueblos a través de la escritura han sido un asunto incontrovertido. Antropólogos y antropólogas han asumido que están movidos por la búsqueda de objetividad y que la escritura es un instrumento fiel a través del cual representar otros pueblos y culturas, pero, ¿de verdad esto es así? A finales de la década de los ochenta la antropología comenzará a reflexionar sobre la manera como ha representado otros pueblos y culturas. Si bien la disciplina ya ha cuestionado los marcos teóricos que la han llevado a construir a los otros como primitivos, irracionales o culturas atrasadas, ahora someterá  una profunda revisión su práctica de escritura, un aspecto de su oficio que hasta aquel momento ha quedado fuera de su escrutinio.

Uno de los volúmenes clave en ese ejercicio de reflexión será ‘Writing Cultures. The Poetics and Politics of Ethnography’ (‘Retóricas de la antropología’, en su traducción castellana). Lo que se ha llamado el giro discursivo (también giro literario o giro reflexivo) pone en evidencia la naturaleza construida (e incluso ficcionada) de las representaciones etnográficas que durante más de un siglo han construido los antropólogos.

La introducción que James Clifford hace al volumen (titulada ‘Verdades parciales’) plantea como punto de partida que la actividad central de los antropólogos (aunque no la única) es escribir, aunque la observación participante es relevante, el centro de su actividad es la escritura. Las antropólogas escriben cuando hacen trabajo de campo (sus diarios de campo) y vuelven a escribir posteriormente cuando elaboran sus monografía etnográficas, y lo hacen a través de un estilo muy particular. A pesar de esa relevancia, hasta ese momento (y podríamos decir que aún ahora) no se ha prestado la suficiente atención a la escritura porque se asumía que ofrecía una representación transparente e inmediata de la experiencia etnográfica:

No longer a marginal, or occulted, dimension, writing has emerged as central to what anthropologists do both in the field and thereafter. The fact that it has not until recently been portrayed or seriously discussed reflects the persistence of an ideology claiming transparency of representation and immediacy of experience.

Hasta ese momento la escritura había sido reducida a una pura cuestión técnica, un simple método: “Writing reduced to method: keeping good field notes, making accurate maps, “writing up” results”. Frente a esa perspectiva, Clifford argumenta que los textos antropológicos son construcciones literarias (no representaciones directas) que utilizan todo tipo de dispositivos retóricos. Las técnicas que se utilizan en la escritura permiten construir la autoridad del antropólogo, distanciarle de los otros, suspender las culturas estudiantes en el tiempo (como si no tuvieran historia y fueran inalterables), producir efectos de veracidad… Frente al imaginario de representaciones transparentes, Clifford nos dirá que los relatos etnográficos son ficciones, no porque sea falsas sino porque están construidas: “Ethnographic writings can properly be called fictions in the sense of “something made or fashioned”.

Desde esa perspectiva, la poética y la política se encuentran ineludiblemente imbricadas en la escritura porque el antropólogo no ofrece una visión transparente del mundo sino una que resulta de la relación que él mantiene y la mirada particular que sostiene sobre el mundo:

The essays collected here assert that this ideology has crumbled. They see culture as composed of seriously contested codes and representations; they assume that the poetic and the political are inseparable, that science is in, not above, historical and linguistic processes. They assume that academic and literary genres interpenetrate and that the writing of cultural descriptions is properly experimental and ethical. Their focus on text making and rhetoric serves to highlight the constructed, artificial nature of cultural accounts. It undermines overly transparent modes of authority, and it draws attention to the historical predicament of ethnography, the fact that it is always caught up in the invention, not the representation, of cultures (Wagner, 1975)

De manera sintética el giro retórico de la antropología va a desvelar tres aspectos centrales de la escritura y formas de representación de la antropología:

  • La naturaleza construida de las representaciones antropológicas tal y como reconoció la antropología hace tiempo, la aspiración de objetividad era una trampa (tanto como la mera calificación de subjetividad). Las representaciones que describen la realidad son construcciones del antropólogo.
  • Unas representaciones donde la política y la poética no pueden disociarse. Los textos antropológicos son ficciones construidas y reales repletas de todo tipo de recursos estilísticos y narrativos.
  • La antropología es una práctica tan inventiva y creativa como es el arte, aunque las formas y formatos de expresión de esa creatividad sean distintos, nadie negará la invención conceptual y la creatividad literaria que forma parte del oficio de la antropología.

Experimentaciones

Al mismo tiempo que el giro reflexivo produce una crisis sobre las formas de representación se producirán todas una serie de experimentaciones con nuevas formas de representación y el desarrollo de otros géneros de escritura. Esa es la invocación que hacen George Macus y Michael J. Fischer (1986) en otro volumen fundamental de esas época: Anthropology as Cultural Critique: An Experimental Moment in the Human Sciences (1986). La pregunta que se plantean es: ¿en qué queda el proyecto de la antropología tras el reconocimiento de la naturaleza profundamente construida de sus relatos? La propuesta que hacen es pensar en el proyecto antropológico como un ejercicio de crítica de la cultura, en el cual la descripción de otras sociedades y la comparación (implícita o explícita) con la propia permite la crítica de ambas:

Such exploration in anthropology lies in the move from a simple interest in the description of cultural others to a more balanced purpose of cultural critique which plays off other realities against our own in order to gain a more adequate knowledge of them all (x)

El reconocimiento de la condición literaria de las monografías antropológicas abre en ese momento un espacio para experimentar con todo tipo de géneros (en realidad, continúa algo que ya había comenzado décadas antes con toda una serie de etnografías de orientación literaria como el Nacirema de Horace Miller o la etnografía de Jeanne Favret-Saada sobre la brujería en Francia). Muy importante, cuando escriben el segundo prefacio señalan que no se trata de la experimentación por sí mismo sino que el valor que tienen los ejercicios experimentales es la posibilidad de realizar nuevos hallazgos teóricos: “What is happening” seems to us to be a pregnant moment in which every individual project of ethnographic research and writing is potentially an experiment (ix). La crisis que se produce en las formas de escritura cuestionará la autoridad (y autoría) del antropólogo y abrirá la etnografía a proyectos colaborativos donde los anteriormente conocidos como informantes asumen un rol distinto:

The traditional ethnography done by a single individual, writing with a distinctive voice of disciplinary and personal authority, increasingly may have to yield to explicit collaborative projects (xvii)

Collaborators under these new conditions are not quite informants in the traditional mold, nor are they full partners in the anthropologist’ projects. But at least they are roughly equivalent to the anthropologist in social and intellectual position, and the sorting out of the similarities and differences around this equivalence is one of the key operations of the collaborations that constitute contemporary ethnography

El giro reflexivo supone un marco teórico (así lo señalan Arnd Schenider y Christopher Wright) clave para fundamentar las llamadas que desde la antropología se hacen para establecer un diálogo con arte en torno a las formas de representación de ambas disciplinas. En primer lugar, la constatación de que la escritura antropológica no es un mero asunto técnica sino que está atravesada de recursos estilísticos y poéticos (es decir, que la estética es relevante en la representación antropológica) acerca la antropología al arte. En segundo lugar, la invocación a experimentar con nuevas formas de representación se lleva al extremo en el diálogo entre el arte y la antropología pues lo que ponen en juego son formas de representación que ya no son únicamente textuales.

Referencias

James Clifford and George Marcus. 1986. Writing Culture: The Poetics and Politics of Ethnography.  Berkeley & Los Angeles: University of California Press.

George E. Marcus, Michael J. Fischer. 1986. Anthropology as Cultural Critique: An Experimental Moment in the Human Sciences. Chicago: University of Chicago Press.