Más que texto: antropologías multimodales

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Fotograma de la película Leviathan (2002), de Lucien Castaing-Taylor y Véréna Paravel.

Open#doc. An xcol.org project
Documentación abierta para una docencia abierta.

Más que texto: antropologías multimodales

La antropología ha sido tradicionalmente una disciplina centrada en la escritura. Escribimos cuando hacemos trabajo de campo y volvemos a escribir para dar cuenta de ello. Los modernos han asumido que la escritura es el lenguaje paradigmático para la expresión del conocimiento y aunque hay otros lenguajes (visuales, gustativos…), hemos asumido que la forma de expresar nuestro conocimiento de manera precisa es la escritura. La antropología sensorial va a criticar desde un principio ese textualismo y la aversión que la disciplina tiene, por ejemplo, hacia la imagen. Una situación que no deja de ser paradójica porque, en realidad, la antropología siempre ha hecho uso de la imagen, desde sus mismos comienzos. Así nos lo recuerda una renombrada historiadora de la fotografía antropológica, Elizabeth Edwards. La famosa expedición de Cambridge al Estrecho de Torres realizada en 1898, comandada por Alfred Cort Haddon, ya hizo grabaciones de cine (abajo) a pesar de que este se acababa de inventar solo dos años antes. No solo eso, sino que los siete expedicionarios (entre los que se encontraban algunas de las que serían figuras que después figuras centrales de la antropología británica, como William Halse Rivers Rivers y Charles Seligman) portaban con ellos la tecnología más avanzada del momento: una cámara de cine, siete cámaras fotográficas, un proyecto de linterna mágica  y dos fonógrafos y otros instrumentos para la medición de sensaciones.

Desde Malinowski a Evans-Pritchard, pasando por Mead y Bateson, los antropólogos y antropólogas han hecho uso de la imagen siempre. El caso de Evans-Pritchard es paradigmático pues sus trabajos de campo en la década de los treinta con los Nuer y los Azande produjeron un archivo fotográfico enorme (como ya hemos visto). Los antropólogos visuales criticarán esa desatención y sospecha que la antropología ha mantenido hacia lo visual, marginando habitualmente a la antropología visual. La antropología, dirá Lucien Castaig-Taylor, es una disciplina afectada por lo que llama ‘iconofobia’: un rechazo a la imagen basado en la idea de que esta no resulta fiable, que es está en general sujeta a la interpretación y, por lo tanto, es difícil fijar su significado.

Durante mucho tiempo la antropología se pensó como un ejercicio de descripción, con la década de los setenta vemos un cambio hacia la interpretación, en los ochenta veremos una reflexión amplia sobre la representación y ya en la década de los noventa podríamos decir que la antropología se abre hacia la sensualización. En ese proceso, la antropología sensorial entroncará con toda una serie de críticas que plantean la necesidad y oportunidad de recurrir a otras formas de expresión del conocimiento antropológico que no se reduzcan únicamente a lo textual. Los formatos tradicionales de la fotografía y el cine etnográfico se reclamarán como valiosos, pero además de esos, se abrirá con el cambio de siglo toda una serie de experimentos con la ilustración etnográfica, el formato expositivo, la performance…  El reciente debate sobre la antropología multimodal puede entenderse en este contexto. Las antropología multimodal es una antropología que hace uso de esa particular condición hipermediada de nuestra época, una antropología que explora formas de expresión y representación, de relación y producción de conocimiento a través de lo multimodal.

A pesar de la fijación con la escritura, antropólogos y antropólogas siempre han explorado otras expresiones para ese dúplex —la antropología visual sería un ejemplo paradigmático de ello—. Lo visual, sin embargo, ha dado paso en tiempos recientes a otros formatos de representación, géneros estéticos, lenguajes visuales, intervenciones y todo tipo de experimentos etnográficos que exploran modos de producción de conocimiento y formas de materializarlo que parecieran ir más allá de lo representacional. Nos encontramos con plataformas web, registros gráficos en cómic, géneros performativos y teatrales… vemos proliferar en tiempos recientes etnografías que abandonan su apego por la monografía como forma paradigmática y producto final para internarse en la exploración de otros registros multimodales y formas experimentales. En esta serie de seminarios nos preguntamos por eso otro tipo de objetos antropológicos que dan cuenta de investigaciones etnográficas sin recurrir al registro textual.

En tiempos recientes hemos visto toda una serie de proyectos etnográficos, en nuestras fronteras y más allá de ellas, que exploran otras formas de inscripciones etnográficas. La etnografía abandona el registro monográfico y se expresa a través de infraestructuras diseñadas para la colaboración y el trabajo conjunto (o infraestructuras resultado de la colaboración), repositorios digitales, géneros performativos… Encontramos también etnografías multimodales que en lugar de estar basadas en lo textual invocan en su práctica lo multi-sensorial, lo performativo (antes que representacional) y que son inventivas antes que descriptivas.

La etnografía multimodal sería una etnografía que en lugar de estar basada en lo textual es multi-sensorial, que es performativa antes que representacional y que es inventiva antes que descriptiva. Hay toda una serie de cuestiones que se abren en esta re-imaginación de la antropología y que se refieren a las formas de autoría y de representación, las formas de colaboración y los públicos a los que están destinados nuestros trabajos antropológicos. El cambio a la multimodalidad es consecuencia, según Samuel Collins y colegas (2017) de tres fenómenos:

  • (i) la democratización de los medios digitales
  • (ii) la creciente relevancia de la colaboración en la antropología y
  • (iii) el cambio en la relación entre los antropólogos y el tipo de comunidades con las que trabajan.

Su definición de multimodalidad va más allá de pensar en términos de formatos de registro y representación y deriva hacia una antropología que es colaborativa y que se implica públicamente:

multimodal anthropology, by which we mean not only an anthropology that works across multiple media but one that also engages in public anthropology and collaborative anthropology through a field of differentially linked media platforms.

Al hablar de multimodalidad, sin embargo, no hablamos solo de nuevas formas de representación. El debate sobre la antropología multimodal plantea que no se trata solo de cambios en los modos de representación antropológica sino que la multimodalidad implica un replanteamientos del proyecto disciplinar de la antropología. Isaac Marrero y Gabriel Dattatreyan (2019) plantean que la antropología multimodal es multisensorial antes que textual, antes que representar buscar performar y que más que descriptiva es inventiva.

En tiempos recientes nos encontraos con formatos de representación, géneros estéticos, lenguajes visuales, intervenciones y todo tipo de experimentos etnográficos que exploran modos de producción de conocimiento y formas de materializarlo que parecieran ir más allá de lo representacional. Nos encontramos con plataformas web, registros gráficos en cómic, géneros performativos y teatrales… La etnografía abandona el registro monográfico y se expresa a través de infraestructuras diseñadas para la colaboración y el trabajo conjunto (o infraestructuras resultado de la colaboración), repositorios digitales, géneros performativos… Encontramos también etnografías multimodales que en lugar de estar basadas en lo textual invocan en su práctica lo multi-sensorial, lo performativo (antes que representacional) y que son inventivas antes que descriptivas.

La antropología multimodal requiere otros aprendizajes, aprender otras formas de relacionarse y desplegar otros modos de aprender. Se nos abre la posibilidad de reconsiderar la relación de estos objetos antropológicos con nuestras formas de indagación, aprendizaje, publicación e implicación pública (Collins et al., 2017). La inventiva que Marrero y Datatreyan señalan es un asunto de especial relevancia porque reconoce en estos proyectos el enorme esfuerzo de inventiva que está siempre presente en las investigaciones etnográficas. Una inventiva que expande la descripción de Roy Wagner hacía de la práctica antropológica como un ejercicio de invención de culturas. La inventiva ahora es también un espacio para la construcción de formatos, lenguajes y géneros de representación y formas de relación en el campo. Una inventiva que parecer requerir toda una serie de diálogos con otras disciplinas y la búsqueda de inspiraciones diversas.

Sensory Ethnography Lab

Leviathan (2002). Película de Lucien Castaing-Taylor y Véréna Paravel.

Un programa de referencia en las experimentaciones multimodales es el Sensory Ethnograhy Lab fundado en 2006 en la Universidad de Harvard por el antropólogo visual Lucien Cataings-Taylor. En su descripción oficial se define como:

The Sensory Ethnography Lab (SEL) is an experimental laboratory that promotes innovative combinations of aesthetics and ethnography. It uses analog and digital media, installation, and performance, to explore the aesthetics and ontology of the natural and unnatural world. Harnessing perspectives drawn from the arts, the social and natural sciences, and the humanities, SEL encourages attention to the many dimensions of the world, both animate and inanimate, that may only with difficulty, if it all, be rendered with words. The SEL is directed by Lucien Castaing-Taylor.

El SEL tiene dos elementos centrales en su aproximación: ir más allá de lo textual en la (re)presentación del conocimiento antropológico al tiempo que se explora la relación y posibles intersecciones con los modos de hacer propios del arte. Las películas realizadas por Lucien Castaing-Taylor junto a otros colaboradores conceden, por ejemplo, una gran importancia al sonido en un intento por situar al sonido en el mismo nivel que la imagen. Buena parte de la producción del SEL es visual, pero la concepción del cine no es nada convencional:

“But what if film doesn’t speak at all? What if film not only constitutes discourse about the world but also (re)presents experience of it? What if film does not say but show? What if a film does not just describe but depict? What, then, if it offers not only ‘thin descriptions’ but also ‘thick depictions’?” (Taylor 1996:86).

Referencias

  • Samuel Gerald Collins, Matthew , Durington and Gill Harjant. 2017. Multimodality: An Invitation. American Anthropologist. 119 (1): 142–146.
  • Gabriel E. Dattatreyan and Isaac Marrero-Guillamón. 2019. Introduction: Multimodal Anthropology and the Politics of Invention. American Anthropologist, 121(1).
  • Sarah Pink. 2009. Doing Sensory Ethnography. London, Thousand Oaks,. New Delhi, Singapore: Sage.
  • Paul Stoller. 1997. Sensuous scholarship. University of Pennsylvania Press.

Referencias multimodales actuales

Referencias multimodales históricas


Cómo citar este documento:
Adolfo Estalella. 2020. ‘Más que texto: antropologías multimodales’. Open#doc. En URL: http://estalella.eu/open-doc/mas-que-texto-antropologias-multimodales


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